Este film se caracteriza por su propuesta exclusivamente visual y por un relato que resigna la articulación tradicional en busca de la representación de un clima, una atmósfera, un humor. La mirada del realizador (apuntalada por la fotografía de Esteban Sapir) inventa una ciudad recortando los espacios por los que circula su personaje y proporciona a sus encuadres un tiempo y un sonido que obliga a reconsiderar el rol de cada elemento del plano. Del conjunto surge un relato en varias partes, que se corresponde con el recorrido interior del protagonista.